Su madre estaba tumbada en la cama. Tenía mal una pierna y no se podía levantar, por lo que decidieron poner una cama en el salón de su casa para que no se perdiera las fiestas de Navidad.
De esa forma, veía películas con sus hijos, atendía visitas, tomó las 12 uvas de fin de año, y también pudo cenar con su familia el día de Navidad.
Y llegó el día de reyes. Miguel Ángel tenía la mayor cara de preocupación que puede tener un niño de seis años; estaba meditabundo y su madre no sabía porqué.
Por fin, se sentó al lado de la cama y le dijo:
- “Mamá, creo que te tienes que ir del salón”
- Pero hijo, ya sabes que no puedo moverme.
- Ya mamá, pero tienes que irte.
- Miguel Ángel…
- ¡¡¡Mamá!!! ¡Si estás en el salón los reyes no van a entrar!
Su madre sonrió y le dijo que tenía razón; su padre le llevaría en brazos a la habitación. Además, ¿quién era ella para interferir en el camino de los Reyes?
¡¡¡FELIZ NOCHE A TODOS y Feliz Año Nuevo!!!