miércoles, 27 de julio de 2011

La niña del abrigo rojo

A estas alturas, pocas personas no han visto la lista de Shindler. Yo era una de ellas.
Dirigida por Steven Spielberg, casi todo el mundo sabe el resumen. La película, que tiene como telón de fondo una magnífca banda sonora en la que destacaría el tango de Carlos Gardel, que también aparece en la película Esencia de Mujer, narra la historia real de Oskar Schindler, un ambicioso empresario alemán que se hace miembro del Partido Nazi para que su empresa prospere, y contrata mano de obra judia gracias a sus influencias.
Parece que Schindler, papel interpretado por Liam Neeson, sólo tiene un compromiso: él mismo. Y a lo largo de la película vemos la evolución de un personaje que, ante la barbarie que se estaba cometiendo, usa su fábrica para salvar a cientos de judios del infierno del ghetto de Cracovia y del monstruoso comandante nazi Amon Goeth, responsable del campo de concentración de Plaszow.
En la película hay escenas de angustía, dolor, y escepticismo; pero también de amor, gratitud y esperanza. En suma, se ve lo mejor y lo pero del ser humano.
Personalmente, una de las escenas que más me ha marcado, y que seguramente sea una de las más famosas de la película por su gran carga simbóica, es la de la niña del vestido rojo.
La escena es gris, una niña avanza... y lo hace sola. Al final, llega a su casa y se esconde debajo de la cama.
El final podéis verlo en el vídeo...

Y ya no pensamos sólo en esa niña, si no en decenas de niñas; y no pensamos en sus padres, si no en cientos de padres. Y no pensamos en una familia, sino en millones de familias.
Una historia estremecedora que no puedes creer que haya pasado hace tan poco tiempo.

Una anécdota...
Como una de las múltiples anécdotas que se pueden contar de esta película, me ha sorprendido que hace relativamente poco, en abril de 2009, se descubrieron  en una biblioteca de Sidney, Australia, entre las notas de trabajo que había donado el escritor Thomas Keneally, el autor de la novela en la que se basó la película, 13 páginas de papel frágil y amarillento con la lista de los nombres y nacionalidades de 1.100 judíos.

viernes, 22 de julio de 2011

Nubes y chubasqueros


Un padre, Ramón, y su hijo de 12 años…
-Fíjate -le decía su padre, al tiempo que señalaba algo en dirección al mar. Y el chiquillo miró a los pájaros blancos que, graznando, se elevaban por encima de las rocas, con las alas extendidas, sin apenas moverlas.
-¿Las gaviotas?
-No, pon atención.
Joan no comprendía y observó a su padre. No vio nada extraordinario y se giró interrogante hacia su padre.
-Mira las nubes -le dijo.
El niño contempló aquellos volúmenes, con aspecto de lana sin hilar, que, pese a esconder algún tono gris en sus vientres, mostraban un blanco deslumbrante.
-Fíjate bien, Joan -insistió Ramón.
-¿No ves ese caballo que levanta las patas para saltar? -Y apuntó con el dedo.
El chico miró aquellas formas de luz, buscando al animal.
-Observa -insistió el padre.
Y de pronto vio la crin, las orejas, el hocico y la boca entreabierta-de un fantástico ser hecho de nubes, que alzaba sus patas. Se-movía lentamente, tensados los músculos.
-¡Lo veo! -gritó Joan, a la vez que señalaba-. ¡Es cierto, es un caballo!

-¿Y un gran pez a su lado? -inquirió el hombre.
-¡Sí que lo veo! -repuso. Se mantuvo silencioso unos momentos-contemplando aquel escenario increíble para exclamar después: -¡Y más allá un gigante, y allí un perro!

Ramón Serra miró a su hijo sonriente, era un niño de doce años…
Ambos son los protagonistas del libro que ahora mismo ocupa mi mesita de noche, y un espacio en mi bolso. Se llama: "Prométeme que serás libre " de Jorge Molist.

Mi sobrina Fátima…
Hace una semana, mi sobrina y yo estábamos jugando en la casa de mis padres y después de que ella me peinara durante una casi una hora, decidió que quería que me inventara un cuento. En medio de mi narración, nos encontrábamos subiendo una montaña y le dije:
- Corre, te tienes que resguardar.
- ¿Por qué?
- Porqué está lloviendo
Mi sobrina alza sus manos sobre su cabeza y se protege.
-Fati, así sólo te proteges un poco, y hay tormenta; está lloviendo muchísimo y te vas  a poner mala.
De repente, sale corriendo y tarda casi cinco minutos en volver. Me da en la mano y me dice:
- Ya está.
- ¿El qué, mi vida?
- Me he puesto un chubasquero, ¿seguimos subiendo?

Y si, seguí subiendo porque la imaginación de los niños no tiene fronteras, y porque es tan importante que los padres la fomenten como que los niños la desarrollen.

¡¡¡BUEN FIN DE SEMANA!!!

jueves, 21 de julio de 2011

Quizá hayan paseado por la Granja de los Tordos...

Llega el verano, y recuerdo los nervios que se me agolpaban en el estómago cuando era pequeña y preparábamos la maleta para irnos de vacaciones. Era el momento de estar todos juntos, y con una única preocupación: pasarlo bien y descansar.
Una vez que habías terminado tu maleta, tenías que cooperar en preparar otra que, quizá, era la más importante o, al menos, la que más me gustaba: la de los libros.
En la cama, en el jardín o en la playa… daba igual donde estuviera, pero siempre lo hacía con un libro. Y es que, durante las vacaciones de verano no sólo he ido a las Rías Baixas, sino que también he paseado por la Granja de los Tordos y vivido miles de aventuras en la isla de Kirrin.

Siempre me animaron a leer, y mucho; en casa y en el colegio. Especialmente recuerdo a una profesora a la que una compañera de clase le preguntó, ¿pero que libros leemos? Y ella contestó, “No importa los gustos o aficiones que tengas a la hora de leer, lo importante es que lo hagas. No dejes nunca de hacerlo”.


Si, es importante leer; pero es igual de fundamental ser un buen lector. Ahí radica, como diría C. S. Lewis, crítico literario y reconocido académico, la diferencia esencial entre un buen lector y un mal lector. Un mal lector es aquel que consume los libros. Un consumista que traga la literatura como podría tragar cualquier cosa. La disfruta, la trasiega con rapidez, con voracidad incluso, en un afán desmedido por llegar al final, por saber cómo termina. Y luego olvida el libro. El buen lector disfruta la lectura aún más que el anterior, pero sin consumirla, sin intentar convertirla en un objeto de deleite, sino incluso lo contrario: el buen lector quiere que la obra le posea a él, le sorprenda, le maraville, le permita entenderla desde dentro. Por eso, el libro deja en él un poso, y siente la necesidad de pararse a pensar sobre lo leído: ¿Qué me está diciendo? ¿Por qué me inquieta? ¿En qué me reconozco al leer esta novela o esta poesía? ¿Por qué me gusta, en definitiva?

Como dice Paco Sánchez, columnista de la Voz de Galicia y antiguo profesor de la Facultad de Periodismo de la Universidad de Navara, entre otras muchas cosas, la lectura aúna en sí cuatro cualidades fundamentales: enseña a mirar como miran los que saben mirar, enseña a escuchar como escucharon los mejores hombres y mujeres de la historia, enseña a pensar como ellos pensaron y enseña a expresar lo que ellos vieron, escucharon y pensaron.

Cuando uno se va de vacaciones y piensa en hacer la maleta, no sólo debería pensar en la ropa que va a ponerse o la crema que va a echarse después de un caluroso y fascinante día de playa, si no que también debería de plantearse que el verano es tiempo de desconectar, y un libro es una de las mejores formas de hacerlo.
Hay personas que no han podido viajar todo lo que hubieran querido, pero si les preguntas porqué quieren ir a Inglaterra, te sorprenderán al darte mucha más información que cualquier persona que haya ido… y, ¿por qué? Quizá porque simplemente hayan paseado por la Granja de los Tordos...

viernes, 8 de julio de 2011

Sin necesidad de una pantalla

Llevo meses pensando en el nombre de este blog;  unos meses después, seguía elucubrando sobre qué valor añadido podía aportar un nuevo blog a un mundo que se mueve a través de las herramientas de la web 2.0.
Al final, me he dado cuenta de que todo lo que me interesa puede atraer a alguien o puede “empezar” a atraerlo...
Por eso, os doy la bienvenida a mi pequeño espacio, en el que proyectaré sin necesidad de una pantalla o un patio de butacas pero, eso si, con muchas ganas.  

Os dejo este vídeo y así, quienes hayáis visto la película Cinema Paradiso, entenderéis un poco mejor el porqué de este blog. Y si no la habéis visto, ¡ya tenéis un plan para el fin de semana!

Por último, mientras escribo la que será mi primera entrada, me acuerdo de todas y cada una de las personas que han hecho que esté donde estoy y sea como soy. Por eso les dedico que esté escribiendo, y más aún, que esté proyectando.