viernes, 28 de octubre de 2011

Historias del faro

No era un muelle típico, de hecho era pequeño y estaba lleno de redes que, en ocasiones, venían llenas y en otras no.
El sonido del agua contra las rocas tampoco era típico. Se escuchaba diferente porque mientras tanto, tenías miedo a resbalarte y caer.
Pero lo normal si que era ver, cuando caía el sol en las tardes de verano, a un padre y a su hija. Él andaba más rápido y, con las manos agarradas hacía atrás, abría una palma. Siempre la dejaba abierta y la niña le alcanzaba y se la agarraba
Después, él le contaba historias del faro y de los pescadores.

Nunca supe si eran verdad o se las inventó…

martes, 18 de octubre de 2011

¿Mil años de diferencia?

Por un lado…
Debe existir una nueva moda en Arabia Saudi. Según cuentan,  están abriendo centros de estética para niñas menores de 8 años. Les enseñan a maquillarse, a pintarse las uñas, y a vestir para resaltar su figura… Todo con la intención de que aprendan a arreglarse para estar guapas y encuentren un marido. Es su función.
Mi sobrina mayor tiene esa edad y soy feliz comprándole cromos de Hello Kitty.

Por otro…
Me estoy leyendo un libro que me está fascinando. Se llama En el país de la nube blanca, de Sarah Lark. La historia empieza narrándose en 1852, en Londres. Dos mujeres empiezan una travesía que les llevará a conocer a sus futuros esposos. A una de ellas, la han prometido porque su padre la apostó jugando al Blackjack. Otra, cansada de mantener las juergas de sus hermanos, decide contestar a la solicitud de matrimonio de un hombre que no conoce y emprender así su propia aventura.


Si lees las dos historias, nunca dirías que hay más de mil años de diferencia. Nunca dirías que el mundo está evolucionando.

Sólo espero que cambie.




lunes, 10 de octubre de 2011

No era un avión...

No soy fanática de los videojuegos. Nunca lo he sido.
Pero hace un par de semanas fui a la Feria de los Videojuegos que habían instalado en el IFEMA. Increíble. No sé si la feria en si, o que me engañaran para ir.
No conocía ni un videojuego, y no entendía la cara de emoción de todas esas personas que acudieron a probar sus adoradas máquinas.
Pero entonces vi a un niño pequeño moviéndose. No tendría más de tres años, y agitaba emocionado sus brazos. Al principio pensé que estaba haciendo “el avión”, pero al mirarle detenidamente, vi que estaba delante de una pantalla a la que miraba fijamente. ¡Era Peter Pan surcando sobre el cielo de Londres!
Y ese día, no sólo voló Peter Pan por el grisáceo cielo londinense.



Eso es lo que hace Kinect Disneyland Adventures, un juego en el que las pruebas de velocidad hacen que reúnas puntos y que, al ser un juego de Kinect, no hay un controlador necesario para jugar.
Podrás volar sobre el Big Ben, y correr sobre bolas en el País de las Maravillas…
Una buena forma de enseñar a los niños que el lenguaje corporal es una de las mejores formas que tienen para expresarse, y que nadie les puede quitar la capacidad de soñar y, mucho menos, de volar.