viernes, 28 de octubre de 2011

Historias del faro

No era un muelle típico, de hecho era pequeño y estaba lleno de redes que, en ocasiones, venían llenas y en otras no.
El sonido del agua contra las rocas tampoco era típico. Se escuchaba diferente porque mientras tanto, tenías miedo a resbalarte y caer.
Pero lo normal si que era ver, cuando caía el sol en las tardes de verano, a un padre y a su hija. Él andaba más rápido y, con las manos agarradas hacía atrás, abría una palma. Siempre la dejaba abierta y la niña le alcanzaba y se la agarraba
Después, él le contaba historias del faro y de los pescadores.

Nunca supe si eran verdad o se las inventó…

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